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jueves, 16 de junio de 2016

Relatos: PIGS. Capítulo VII. La última

Por fin. Después de casi 18.000 palabras y casi tres meses de darle vueltas, hoy el bar echa el cierre.

Ha sido una borrachera con idas y venidas, discusiones y abrazos, verdades y secretos. Y sobre todo muchos dolores de cabeza para el que suscribe. Tras poner el punto y final, sigo pensando que ha quedado más un experimento que un relato, y que la intención se mantiene intacta, pues siempre ha sido saber hasta que punto una conversación que intenta ser realista, puede ser a la vez suficientemente literaria. Qué lo haya conseguido o no es lo que los lectores tendréis que valorar.

Quiero desde aquí agradecer con entusiasmo a los que habéis seguido hasta el final el periplo de estos cerdos de botella y cigarro. Espero que os hayáis encariñado, aunque sea un poquito, con el singular Frank, que el tipo ya está pidiendo incluso tener sección propia, no soporta el hecho de dejar de ser el protagonista. Si me descuido hasta me cambia el nombre del blog. Tiempo al tiempo.

Por aquí os dejo los capítulos anteriores:

I y II. Cóctel de bienvenida y Primera copa.
III. Ronda de chupitos.
IV. Juegos de beber.
V. Barra libre.
VI. Cogorza.

Como siempre, recomiendo leerlo escuchando de fondo la Playlist musical:
Tom Waits for PIGS
Para los vagos como yo, unos ejemplos aparte (están todos en la playlist):


Y, como nota final, comentar que al final del texto hay otra canción que, sorpresa, no tiene nada que ver con Waits, así no acusáis al texto de falta de variedad...

Sin más retraso, os dejo con la última canción de Frank Wild (al menos por el momento). Él me asegura que es la mejor de su repertorio. Juzguen ustedes mismos.



PIGS.

VII – La última

Ya hace un buen rato que mi amiga, la bañista del reloj de pared, ha paseado los brazos por el lado este de la esfera, desvelando que, inevitablemente, la noche toca a su fin y ya no queda mucho que contar.
Si hasta hace bien poco los sonidos se mezclaban en una singular melodía, ahora la estancia se ha quedado muda, la algarabía es sólo un recuerdo y cualquier estridencia resuena indiscreta por todo el local. Incluso los bichos parecen haberse ido a dormir, dejando el lavabo callado como una tumba.

Son estas horas, íntimas y melancólicas, las que compartiremos unos pocos privilegiados en este fin de fiesta, más ahora que el resto de clientes se ha marchado, que no importa cuán baratas sean las bebidas, llega un momento que no entra nada más por el buche. Aunque para Frank y compañía no parece aplicarse esa máxima, y el licor sigue entrando en la mesa como si aquello fuera la cinta transportadora de un aeropuerto. Pero, a parte de su frenesí, lo cierto es que todo apunta a que va a ser un cierre tranquilo y no van a tener que preocuparse por invitados inesperados ni aguafiestas vestidos de uniforme.

miércoles, 8 de junio de 2016

Relatos: PIGS. Capítulo VI. Cogorza.

Antes de nada, disculpad el retraso, estos días apenas encuentro hueco para hacer las revisiones y por eso ser retrasan las entregas. Pero, por fin, aquí llega el 6º capítulo de nuestros queridos cerdos. A falta de un episodio, Frank nos
desaconcertará con un rocambolesco análisis de los deseos más primarios. Sexo, cine y algún que otro reproche se dan la mano en esta antesala del gran final.
¿Hace otra copa?

Nota: En el texto hay 'spoilers' de la película Cinema Paradiso. El que avisa no es traidor.

Capítulos anteriores:

I y II. Cóctel de bienvenida y Primera copa.
III. Ronda de chupitos.
IV. Juegos de beber.
V. Barra libre.

Como siempre, recomiendo leerlo escuchando de fondo la Playlist musical:
 Tom Waits for PIGS

Aquí un par de ejemplos:




 






PIGS

VI – Cogorza

Hay horas en la noche en que todo parece tener una cadencia muy particular. Desde hace un rato, el cantar de las chicharras lleva colándose desde la puerta del baño, un vibrato en compás uniforme que resuena cada vez que alguien se levanta a cambiarle el agua al canario. Tras la barra, en un descanso de mi labor de comentarista, me entretengo observando el decrépito reloj de pared que se eleva sobre la estantería de las bebidas. En una imagen que ya ha empezado a olvidar el color, una joven anuncia una importante marca de refrescos en pose seductora. Además de la encantadora sonrisa, únicamente lleva puesto un bañador estilo marinero, de los de hasta las rodillas, el típico que seguro ponía a tono a nuestros abuelos. Si se fijan más en detalle, descubrirán a la pizpireta muchacha guiñándonos un ojo de pestañas sombreadas, al tiempo que mueve su brazo que hace las veces de minutero. Y así, ensimismado en las curvas que asoman en las caderas de la ‘pin-up’, voy, poco a poco, dejándome mecer por el vaivén de los diferentes sonidos. Al ritmo del ‘cri-cri’ de los divos insectos, el repicar de la peculiar aguja juega a acompasarse con el murmullo de las escasas conversaciones que aún nos acompañan; una tos seca por años de vicio que se adelanta al ‘chin chin’ de algunas copas incansables; un hilo musical casi imperceptible tratando de hacerse notar con un aullido de saxofón in crescendo. Y como escenario, una espesa cortina onírica, humo de hilos danzantes que juegan a inventar sombras chinescas, ocultando con sus formas algún que otro labio que se muerde con remordimiento, dudando si lanzarse a entonar sus penurias en una melodía. Viajando a lomos de la niebla, los “Mi jefe es un capullo”, “Mi mujer me engaña”, y los “Todo es una mierda” se mezclan en esta sinfonía imperfecta, una que edulcorada con unas cuantas copas de más, bien podría ser una canción de Frank.
En definitiva, todos los instrumentos en posición esperando al hombre orquesta, a que la última partitura dé comienzo.

viernes, 27 de mayo de 2016

Relatos: PIGS. Capítulo IV. Juegos de beber.

Os dejo con el cuarto capítulo de esta odisea borracha entre Frank y sus acólitos.

Pongo por aquí los enlaces a los capítulos anteriores:

Capítulos I y II
Capítulo III. Ronda de chupitos.

También os dejo con la playlist de la música de Tom Waits seleccionada para esta historia, y os saco un tema a los perezosos que no os apetece entrar en la lista.

Playlist: Tom Waits for PIGS







Gracias por seguir este experimento. Sentíos libres de criticar lo que veaís, si se os hace pesado incluso, pues una de las funciones de este experimento es ver hasta que punto puedo abusar de los diálogos sin llegar a hartar.

Gracias por el apoyo.

PIGS

IV – Juegos de beber

“El show debe continuar” cantaba Mercury ante un estadio de Wembley entregado. Y esa ha sido siempre la máxima de Frank desde que lo conozco. Habitualmente no sabes donde empieza el personaje y donde continúa con el siguiente. De la persona, ni rastro.

domingo, 22 de mayo de 2016

Relatos: PIGS. Capítulo III. Ronda de chupitos.

Con un pelín de retaso os dejo el capítulo tres de Pigs, dónde ya nos ponemos a hablar, que es de lo
que va este experimento.

Os dejo el enlace de los dos primeros capítulos por si no los habéis leído: PIGS. Capítulos I y II

También os vuelvo a poner el enlace a la playlist de youtube creada especialmente para el relato con las canciones de Tom Waits: Playlist PIGS
Y este par de temas de ejemplo:










Y un apunte, hay una canción en el texto que está en inglés. No me ha parecido ponerla en el texto en castellano, ya que la rima y el tempo están pensados para ser cantadas en ese idioma. Sí queréis ver la traducción al español, sólo pinchad en la letra y os enlazará con otra página dónde he colgado las dos versiones.

Espero que disfrutéis del capítulo y comentad lo que os guste y lo que no. ¡Pronto seguiré con las andanzas de Frank!

III – Ronda de chupitos

Decía mi madre que la vergüenza hay que dejarla para los muertos, y que la vida está para comérsela a dentelladas. No puedo decir que me aplicase el cuento a rajatabla, a la vista está, pero al menos tengo a Frank para demostrarme cada día que mi progenitora no andaba desencaminada.

Porque, como habrán podido apreciar, los rostros estupefactos de esos dos ante la eufórica entrada del músico, no han impedido que éste se haya sentado a la mesa con ellos. Con la silla volteada y la expresión de un niño que espera los regalos de navidad, agita nervioso el pie, deseando que empiece la fiesta.  



— ¿A qué vienen esas caras, compadres? La noche es joven y el local invita a otra ronda.

Los hombres permanecen aún desconcertados por la esperpéntica escena, pero ninguno parece atreverse a mandar a paseo a su nuevo anfitrión. El que está a la izquierda de Frank, un tipo delgado y alrededor de la cuarentena, se ajusta las gafas al tiempo que se atusa la canosa perilla visiblemente incómodo. El otro, en cambio, se diría algo enfadado ante la intrusión.

— ¿Y tú quién eres? ¿El dueño? — le increpa.

— Qué dios me libre. — contesta Frank con sorna mostrando unos piños amarillentos — Digamos que tengo un acuerdo con la casa. ¡Pidan, pidan, no se queden con las ganas!

miércoles, 18 de mayo de 2016

Relatos: PIGS. Capítulos I y II.

Por fin, tras muchas vueltas y noches en blanco, empiezo hoy a publicar un nuevo experimento. Se
trata de Pigs, una especie de borrachera de diálogos entre perdedores de barra, cutres filósofos de copa y cigarro.

 Creo que más que nunca esta historia es más experimento que relato, pues mi intención ha sido jugar con los diálogos y llevarlos al límite. He tratado de hacerlos lo más realistas posible, que sean todo lo orgánicos que se pueda sin llegar a aburrir. Qué lo haya conseguido o no está por ver.

Todo esto viene por que me suele molestar bastante el hecho de que muchos de los diálogos que leo están tan supeditados a la trama que me suenan totalmente impostados. Es decir, que veo que van directamente al meollo, al quid de la cuestión, y es algo que me ha parecido muy irreal. Pienso que en una conversación, para llegar a decir algo, primero divagamos hablando de banalidades, anécdotas y demás. Aquí he tratado de contar precisamente eso, los tópicos y chorradas que contamos entre amigos, especialmente si hay alcohol de por medio.

Ojo, el título no engaña a nadie. Voy a hablar de cerdos, tipos con pocas luces que se calientan la lengua hablando de sexo y gustan de aparentar ser más hombres de lo que son realmente.  Evidentemente, el pensamiento de los personajes  no tiene que coincidir con el mío (que está mucho más en la línea del relato "Mi mejor amiga"). Únicamente trato de poner en relieve los tópicos que nos rodean, de los que en mayor o menor medida todos hemos sido testigos o participes

Pero bueno, sin detenerme más en ese tema, únicamente añadir que la inspiración para el relato viene dada por la figura canallesca de Tom Waits, el artista de voz agrietada siempre pegado a un cigarro y un vaso de whisky. Es su presencia, turbia y exageradamente melancólica, la que da vida al personaje de Frank Wild (guiño a un alter ego del propio Waits en su disco "Frank Wild Years"), un cantante y pianista amante de las grandilocuencias y los discursos retóricos.

Concretamente, la idea llegó de la mano de esta canción, Rain dogs:








Cómo quiero que conozcáis al genio de Waits, añado, para que os empapéis de su música,  una playlist de youtube, confeccionada especialmente para esta historia: Playilist- Tom Waits for Pigs


Y no olvidéis comentar estos dos capítulos. En un par de días cuelgo el tercero.


PIGS
I - Cóctel de bienvenida
Justo antes de llegar al polígono industrial, alejado de las calles del centro, se esconde un viejo local, cloaca de encuentro para solitarios tristones, aventureros en busca de la última. “Bienvenidos al mayor tópico de la ciudad”, parecen gritar sus puertas, olvidada madera carcomida donde se amontonan termitas en tedioso banquete. Por aquí ya no pasean ni las prostitutas y los policías hace tiempo que dejaron de fardar de neones parpadeantes. Solamente tienen que fijarse en el cartel colgando del tejadillo, una botella medio vacía, para hacerse una idea del tipo de gente que van a encontrarse si se aventuran a pasar. Es atravesar el umbral y golpearte un tufo dulzón, olor a vómito y pesimismo. Cada vez que inunda mis fosas nasales me pregunto por qué demonios sigo viniendo a trabajar a este decadente lugar.
Pero no es mi intención disuadirles. ¿Me acompañan a su mesa?