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lunes, 11 de julio de 2016

Relato infantil: HAY UN DRAGÓN EN MI CAMA

"Yellow Dragon Head" by brendangates (CC BY-NC-ND)
Después del atracón que supuso PIGs, hoy os traigo algo mucho más ligero, un pequeño cuento infantil que presenté hará hace un par de años a un concurso de ...¡colchones!

En su momento no pensé en publicarlo, pues no deja de ser un relato muy menor, pero una compañera de trabajo me contó que a sus hijos les había encantado, así que, si al menos sirve para entretener un rato a los chavales estas vacaciones, bienvenido sea. Qué no todo pueden ser relatos de decenas de páginas, jeje.


Hay un dragón en mi cama

Cuando desperté me di cuenta de que me acababa de convertir en un enorme dragón. Tenía la piel dura como el acero, mis colmillos medían casi tres metros y, sobre todo, tenía mucha hambre.
 
De repente, oí a lo lejos una especie de grito que no pude identificar. Impulsado por los rugidos famélicos de mi tripa, corrí en dirección a aquel sonido arrasando con cientos de árboles a mi paso. Ya casi podía saborear el festín que pronto me iba a encontrar. Pero, lejos de descubrir a un suculento jabalí o un rollizo ternero, con lo que topé fue con una vieja torre, en cuya ventana más alta berreaba una hermosa princesa.
 
Intrigado, me acerqué a ver que le sucedía. Seguía teniendo hambre, pero no podía comerme a alguien que estuviese llorando. Que uno es un monstruo mitológico, pero tiene sus principios.
 
Al llegar a su altura, le pregunté por qué lloraba. Lo hice con cuidado, pues me imaginaba que una niña de su edad se horrorizaría ante la visión de un ser espeluznante como yo. Pero para mi sorpresa, la chiquilla, no sólo no se asustó, sino que puso los ojos como platos y, durante un instante, incluso pareció recobrar la alegría que había perdido.
 
Tratando de contener la excitación ante mi presencia (según me dijo le encantaban los ‘lagartos’), trató de explicarme el motivo de su galopante pesar. Resultó que el malvado príncipe azul la había encerrado en aquella torre, impidiendo así que saliese a jugar con sus amigos del bosque.
Aquella confesión me indignó de sobremanera. El maldito príncipe siempre estaba detrás de alguna desgracia. De hecho, estaba casi seguro de que tenía bastante que ver con que esta mañana me hubiese levantado convertido en esta especie de dinosaurio escupe-fuego. Pero esto no iba a quedar así. Aprovechando mi nuevo feroz aspecto podría darle la lección que tanto se merecía.
 
   — Tranquila princesa. Yo, el dragón terrorífico, juro por mis colmillos que remendaré los males cosechados por el diabólico príncipe.
 
Envalentonado, en una señal de juramento, levanté enérgicamente mi amenazadora pezuña y…
 
   — ¡Ay, papi! — Gritó la doncella — ¡Qué me has dado con la garra en el ojo!
 
Por lo visto, como dragón me había emocionado un poco y no había cuidado la distancia con la princesa. En un momento, nuestra fantasía caballeresca caía como un castillo de naipes. El bosque volvía a ser cama y la torre, una pila de almohadas.
 
   — Perdona, princesa… es que, ya sabes, me he emocionado con el cuento y…
 
La niña me echó una mirada matadora y, antes de que pudiese reaccionar, se tiró directa a mi yugular.
 
   — ¡¡Aquí está mi venganza!! —Gritaba la chiquilla entre risas — ¡Te voy a echar un hechizo de fuego!
 
   — ¡Pero yo soy un dragón, así que el fuego me encanta! ¡¡¡Ahí va mi contra-hechizo de cosquillas!!!
 
Así, entre risas y conjuros, acabamos tirados sobre el colchón, agotados de tanta odisea. Pero justo cuando creía que podría cerrar los ojos durante cinco minutos, la pequeña se incorporó de nuevo y empezó a tirarme del pijama.
 
   — ¡Papi, papi! ¿Y si ahora soy mejor una sirena y tú el ‘tigurón’?
 
Me miraba con los ojos llenos de excitación ante la idea de emprender nuestra nueva aventura. No pude hacer otra cosa que sonreírle y colocarme la mano a la espalda. El tiburón más fiero de los siete mares estaba listo para la persecución.
 
Lo cierto es que, desde que la pequeña Elisa entró en nuestras vidas, se han acabado las mañanas tranquilas, pero, qué demonios, nunca despertar había sido tan divertido.
 

lunes, 28 de diciembre de 2015

Colaboraciones: La felicidad, la foto, El Culebras, el convertible... de Ángel Zurdo

Quién tiene un amigo tiene un tesoro. O al menos eso dicen. También dicen que únicamente se pueden tener un puñado, que muchos sólo se tienen colegas. Así que cuando Roberto Carlos cantaba aquello de "yo quiero tener un millón de amigos", en el fondo debia estar más solo que la una (esto podríamos aplicarlo también a los que tienen mil y pico amistades en las redes sociales).

Sin querer separarme de ese tema, y aunque suene a topicazo, es cierto que la vida te coje muchas curvas cerradas que te llevan a caminos que nunca imaginarías. Así he acabado yo siendo funcionario en la Agencia Tributaria y conociendo a un tipo como Ángel Zurdo, un  chaval en el cuerpo de un adulto, de pies veloces e imaginación que rompe las paredes. Y eso que empezó siendo mi jefe y como que imponía. Tal dominio de las nóminas y la productividad (creedme, es un mundo), me hacían verlo como una especie de John Nash de las retribuciones administrativas. Lo que no podía esperar es que detrás del profesional se escondiera alguien con quien compartía muchas formas de ver las cosas y que se convertiría en el acicate que yo necesitaba para sentarme de nuevo a escribir. Además, a parte de los relatos personales que hemos escrito cada uno, hemos abordado más de un proyecto literario juntos, y disfrutado de alguna que otra "broma", como el divertido cuento que os traigo hoy en el que se ha inspirado en una foto del facebook en que mi pareja y yo, en medio de una boda, habíamos perdido ya el sentído del ridículo...

Así que nada, que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Yo tengo unos cuantos rubíes y otros tantos diamantes. Este cabroncete es uno de ellos.
Disfrutad con la vida que nos ha inventado.

La Felicidad, la foto, el Culebras, el convertible…
Por Ángel Zurdo
A Raquel y Alejandro. 

Vaquero en “El Hormiguero”: “la felicidad es levantarse a hacer un pis a mitad de la noche, mirar el  despertador y comprobar que aún te quedan cuatro horas ¡Sí Señor! ¡Qué felicidad!” 

Ya está aquí la felicidad. Me levanto y, con los ojos cerrados, voy al servicio. De niño, cuando me iba a la cama, me daba miedo cerrarlos, me habían dicho que si me moría después de haber sido malo, aunque solo fuera por haber tenido un pensamiento impuro, iría al infierno. Y yo era muy malo (por lo menos “muy impuro” y no solo de pensamiento, otro día les hablo de mi amiga Fifi) por lo que me quedaba un buen rato con los ellos bien abiertos hasta que el sueño vencía al diablo. Ahora en cambio me da miedo abrirlos en mitad de la noche, no vaya a ser que luego no pueda volver a cerrarlos. Así que tratando de mantener lacrado el sueño con mis párpados, regreso y, a ciegas, me meto nuevamente en la cama. Finalmente Vaquero se transforma en un pequeño diablo que cala en mi cabeza y no para hasta lograr que yo mire la hora: las 4:33 anuncia Roxanne (le doy ese nombre porque a mi despertador le ocurre como la heroína de Police, la luz roja es su seña identificativa).

martes, 23 de junio de 2015

Relatos: Saga Abducido - STAR (DANCE) WARS

Hola de nuevo. En la anterior entrada os pedía que me comentarais que tipo de relato os apetecía esta vez, si un drama o un cuento disparatado. Después del "aluvión" de propuestas (gracias Valdi por tomarte el interés, esta entrada te la dedico a ti), ganó, por estrecho margen de 1-0, la opción divertida. De ahí a que os traiga un alocado relato, sin más pretensión que haceros reír.
Esta idea surgió de una nueva colaboración entre mis amigos Ángel, David, Eugenia y Fernando G.Crespo. Este último, propuso que nos inventásemos cada uno una historia donde el tema central fuera una abducción extraterrestre. Así que nos pusimos manos a la obra, lanzando señales al cielo en busca de alguna respuesta alienígena.
"Pay day! Pay day!" by JD Hancock (CC BY)
Después de leer las descacharrantes experiencias de mis colegas (los cuales están invitados a publicar en el blog sus abducciones), me encontré, como tantas veces, abandonado por las musas. Fue entonces, cuando escuché la historia de un singular bailarín. Uno que, tras un par de copas, relataba fascinantes historias interplanetarias. Tras mucho tiempo buscándole, todo lo que hallé fue esta carta, la cual utilicé tramposamente como relato ante mis compañeros literatos. En realidad, se trata de un documento único, de valor incalculable. Por eso, antes de que lo encuentre la CIA o el FBI, os lo cuelgo en el blog, para que seáis participes de la odisea de tan curioso personaje.
Espero que lo disfrutéis y dejéis algún comentario para el amigo marciano. No me hago responsable de una invasión alienígena si no escribís unas líneas. Avisados quedáis.

STAR (DANCE) WARS                                                           Escrito en febrero de 2015
La carta de confesión de un extraterrestre.

Queridos humanos, hoy, desde vuestra adorada tierra, mientras ensayo mis pasos en el duro arte de la salsa, quiero escribiros para intentar esclarecer los hechos que me han llevado a tomar la más difícil de las decisiones.

jueves, 11 de junio de 2015

Relatos: PHILIPPE MARCEL

El poder de la nostalgia es enorme. Que se lo digan a los vendedores de camisetas y merchandising variado que se están haciendo de oro con la generación de los ochenta.
Y yo, señoría, me declaro culpable. Porque todo lo que huela a mi infancia me hace perder la cabeza (y el bolsillo). Me produce una sensación muy reconfortante el recordar los dibujos que veía al volver de clase, los juguetes que pedías una y otra navidad, los partidos a vida o muerte del recreo... Y las estampitas. Maravillosos cromos que venían en sobres de seis u ocho, y que daban vida a unos vacíos álbumes, conviertiéndolos en ese momento en crónicas de incalculable valor emocional (económico no, porque a la mínima que tengas corazón es imposible deshacerse de ellos). Y teníamos tanto para coleccionar: de bola de dragón, Oliver y Benji, la liga de fútbol, las tortugas ninja, los dinosaurios...

"Halbzeit" by Daniel Stark (CC BY)
Algunas veces me he visto tentado a comprar algún sobre de los de ahora. No porque conozca sus
personajes, sino únicamente por recordar el placer que se sentía al abrirlo, rasgando el papel, deseoso de descubrir que cromos se esconderían en su interior. Aunque, como siempre pasa con la nostalgia, soy consciente de que tendemos a magnificarlo todo. Añoras esa sensación de expectación, pero ya no te acuerdas de la habitual decepción que venía después. Y es que encontrar por enésima vez el mismo cromo que ya tenías diez veces repetido era el pan de cada día. De ahí que completar un álbum fuese una tarea titánica, que requería tiempo y paciencia. Se podría decir que los cromos nos enseñaban el valor de la constancia y del trabajo. Al menos es una manera amable de mirarlo. Mejor eso que pensar que estábamos obsesionados y empezabamos a cultivar un claro síndrome de coleccionista compulsivo, ¿no?

Hoy os traigo un relato con el que vuelvo a esa feliz infancia (que no lo fue tanto, pero, ya sabéis, la distancia endulza), en esa época en la que las estampitas podían ser el centro de nuestra existencia y obtenerlas era tan grande como encontrar el arca perdida o conseguir el tesoro de Willy el tuerto. Espero que lo disfrutéis y os haga sonreír, que, después de un par de relatos oscuros, era hora de pasar a algo más alegre.

P.D.: Me disculpo por publicar cada vez menos. La realidad es que ahora, con tanto cambio, no tengo ganas de escribir nada y tiro de escritos antiguos. Os doy las gracias y os pido un poco de margen. Dicen que la inspiración siempre vuelve, y aquí estoy esperándola, con la red preparada para que no se me vuelva a escapar.
(Ya me diréis si queréis que el próximo sea humor absurdo o drama social. Os lo dejo a vuestra elección)

Philippe Marcel

Cada vez que abro la cartera y me encuentro este trozo de papel, escondido entre billetes arrugados y facturas, una parte de mi mente se olvida de anclar los pies y se evade traviesa años atrás. Durante un instante hasta casi me parece oír los gritos de la pandilla celebrando el último gol del recreo. Mi amigo Dani habría sido la estrella del partido, pero, como siempre hacía, me habría dejado el último tanto en bandeja, para que yo también tuviera mi momento de gloria.

Y, aunque el papel ahora está descolorido y medio destrozado, aún me recuerda al objeto majestuoso que fue, brillante y reluciente como una joya de piratas.

lunes, 6 de abril de 2015

Relatos: LA CASA DE PAPÁ

Escribir una novela. Quizás el fin último de los que empezamos a escribir, un sueño que a veces se antoja inalcanzable y un reto para seguir mejorando día a día.

En mi caso, soy muy vago para lanzarme a ello (viendo lo que actualizo ya no debería sorprenderos).
"Old house" de Cindy Cornett Seigle (CC BY-NC-SA)
Además, no quiero involucrarme con un proyecto de tal magnitud hasta no estar seguro de haber aprendido lo suficiente. Pero, a pesar de mis reticencias, ideas para novela se me han ocurrido decenas. Estaba una a lo "Philipp K.Dick" de un grupo anarquista en un futuro distópico; otra de personajes estrafalarios que se reunían en una cafetería perdida del mundo; incluso tenía una historia de perdedores muy del estilo "Leaving las Vegas"... y así muchas más. De todas ellas, la que más cerca me tuvo de lanzarme a la piscina fue la de un chico que viaja por las carreteras acompañando de su desvergonzada prima paralítica y el fantasma de su padre, que parece empeñado en hacerle la vida imposible. Finalmente, en un ejercicio para un curso, me dio por adaptar lo que sería el segundo capítulo de la novela a un relato corto. Lo que salió es esta "Casa de Papá".

Recientemente ha sido el relato del mes en la web tusrelatos.com, lo que me llena de aglegría, ya que es una de las historias que más he disfrutado escribiendo, especialmente con el personaje de la prima Vicky, que es sin duda mi favorito.

Espero que os guste y os sintáis reflejados en esta 'peculiar' familia.
 
La casa de papá
Escrito en noviembre de 2014 escuchando "Azurro" de Adriano Celentano

Allí dentro el calor era insoportable.  
Aún no eran las doce y el salón estaba a rebosar. El constante ronroneo de los radiadores se confundía con las voces de la veintena de presentes que habían venido a despedirse de mi padre. A lo largo de la sala se formaban diferentes corrillos de gente, muchos de ellos junto a la mesa al lado de la ventana, dónde se amontonaban platos de pastas y rosquillas perfectamente colocados. Recordaba muchas de las caras de los asistentes, si bien había visto un par de rostros que no lograba situar. Me imaginé que serían parientes lejanos, o peor, vecinos con ganas de cotillear. A esos seguro que papá los hubiera echado a patadas.

«Sólo espero que a él no se le ocurra presentarse aquí», pensé intranquilo.

En el antiguo tocadiscos sonaba una vieja selección de clásicos italianos que llevaba puesto toda la mañana. Desde el primer momento en que había entrado en la casa, supe que eso sería cosa de la Tía Agnes. Solo ella podía ser tan hortera de poner algo así para despedir a un muerto. Y es que no dejaba ser paradójico ver a la exuberante prima Felisa llorar a moco tendido, balanceando sus pechos a cada hipido, mientras el salón se llenaba con la alegre voz de Adriano Celentano. Un pequeño escalofrío me entró por la espalda al imaginar que la siguiente pista pudiera ser un bolero.

viernes, 6 de febrero de 2015

Relatos: LA (CASI) SOLEDAD DEL (INTENTO DE) CORREDOR DE FONDO

En estos días de frío intenso (ya no sé si estoy en Madrid o en Helsinki), y un poco por llevar la contraria, he decidido poner un relato de los que pegan mucho. Uno de salir a correr, perfecto para estas fechas.
"Fear of the dark" by Stuart Anthony (CC BY-NC)

Quién no ha intentado alguna vez empezar a correr por el parque. Me cuentan incluso que hay algunos que lo hacen habitualmente. Yo no soy de esos valientes. Para mi, casi siempre es "mi primera vez" después de mucho tiempo sin tener el coraje de hacerlo. Y es que, hay algunos que no estamos hechos para el deporte. Cuando no fallan las piernas, fallan los pulmones, pero el caso es que, lo que para muchos es un paseíto, para mi se convierte en una auténtica batalla.

Esta es la historia de una de esas veces, en que un ligero trote acaba convirtiéndose en todo un viaje alucinógeno. Me visitarán mis ya queridos personajes y, ¿quién sabe?, quizá acabe enamorándome de la maravillosa voz de Jaqui (escuchadla, que merece la pena).

Sin más, os dejo con la historia. Ya, cuando dejemos de ser Siberia, a lo mejor me animo a una carrerita. Dicen que es como montar en bici, que no se olvida. Por si acaso voy a darme una terapia de oxígeno previa, que mucho no me fío.



La (casi) soledad del (intento de) corredor de fondo
Escuchando "Alone with a heart" de Jaqui Dankworth

«¡Hoy salgo a correr!»

Eso me he dicho. Que ya he engordado suficiente y la pereza ya me ha tumbado demasiadas veces. A pesar de que es una gran contrincante (campeona del mundo por KO directo al sofá en incontables ocasiones), hoy estoy decidido a salir victorioso. Aunque me gustaría no ser un superficial y luchar contra la dictadura de las tallas, cada noche tengo la recurrente pesadilla en que no me la veo, y eso puede más que cualquier idealismo.

miércoles, 14 de enero de 2015

Colaboraciones: CUESTIÓN DE NARICES de David Martín García

"Big nose!" by Valerie (CC BY-ND-NC)
"¿Tengo la nariz grande, mamá?" preguntaba el ingenuo Brian (Graham Chapman) a su masculina madre en la genial película "La vida de Brian". "Oh, deja de pensar en el sexo. Siempre estás igual, ¿les gustará a las chicas?, ¿Es demasiado grande, demasiado pequeña?..."le contestaba ella con voz cavernosa. Y el pobre chico ponía cara de circunstancia, acomplejado de veras por el tamaño de su narizota.
Como a Brian, el personaje de este relato que nos trae David Martín, también sufre de complejo nasal. Pero, también como Brian, irá viviendo un periplo en el que se descubrirá a sí mismo, conocerá las amarguras de las flechas de cupido e incluso, será perseguido por fanáticos religiosos. ¿Coincidencia? ¿Casualidad? ¿La segunda venida de Brian?
Dejando de lado la broma, sólo recomendaros que leáis este divertido cuento, que sí, tiene ese aroma Python, pero, en el fondo es puro David Martín. Así que si tenéis ganas de unas risas, ya estáis tardando.

Y además, con esta historia, damos por finalizada la saga de las seis palabras. Gracias Ángel, Eugenia, Fernando y David, por dejarme mostrar vuestros maravillosos personajes en este blog. Nos vemos en el siguiente juego literario.

P.D.: Estos días está habiendo poco movimiento en el blog. Os pido un poco de paciencia que ahora es un momento complicado para tener esto actualizado. A partir de mediados de febrero espero meterle caña.

Seis Palabras (y IV) - "Cuestión de narices" de David Martín García

Todo comenzó con la perfecta rinoplastia que redujo a una dimensión y forma normales mi colosal y amorfo naso. A todo el mundo le metí la misma bola, que lo hacía porque me constipaba mucho, que no respiraba bien y toda esa zarandaja, pero la realidad era bien distinta. Me avergonzaba ver cada mañana frente al espejo esa flácida protuberancia que ocupaba media cara.

lunes, 5 de enero de 2015

Colaboraciones: RUFUS de Ángel Zurdo

"Groucho Marx" by Andre Vandal (CC BY-ND-NC)
Rufus T.Firefly era sin duda un tipo peculiar. En la hilarante película "Sopa de ganso" de los Hermanos Marx, era capaz de declarar una guerra al país vecino sólo porque había fantaseado con que iban a negarle un apretón de manos. "¡Más madera!" parece gritar el mismo Rufus en el relato de Ángel Zurdo. Y es que este relato no solo comparte con el filme el genial  personaje creado por Groucho, sino que además nos da una nueva visión del conflicto entre Libertonia y Sylvania. Para que os hagáis una idea, nos hallamos ante el documento secreto que otorga luz a las desavenencias entre los dos países.

No os digo más. Disfrutad de el humor irreverente de esta historia, tal y como ya hizo "la parte contratante de la primera parte..."

P.D.: Este relato pertenece a la saga de las seis palabras (egoísmo, congoja, escapulario, rinoplastia, onanismo y gratitud) del que ya hemos colgado "Juanetes", "Las vicisitudes de Obdulio" y "Carolina Vs. the Hipster".
Por cierto, si no habéis visto la película de los Marx, no sé a qué estáis esperando.

Seis Palabras (III) - "Rufus" un documento desclasificado por Ángel Zurdo

RE: El Congreso médico.

Señor Presidente del Gobierno de Libertonia, permítame que me atreva a dirigirme a Vd. Lo hago para darle traslado directo de los hechos acontecidos durante la clausura del XXV Congreso de Medicina Regenerativa y de los cuales, muy a pesar mío fui testigo. Créame, aunque yo no fuera sino un obligado espectador de los hechos que voy a narrar, me causa cierta congoja hacerle partícipe de lo que ocurrió.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Relatos: PORTAL JURÁSICO (Especial relato navideño)

Comer hasta reventar, un rato frente a la chimenea, un par de roscos de vino y a la cama. A dormir con un ojo abierto por si pillabas a Papá Noel o a los reyes en el momento en que se colarán por la chimenea (¿Cómo no se queman?, pensabas entonces). Así han sido muchos de los 24 de diciembre durante mi
"Joseph Wu Origami T-rex" by Stewart Butterfield (CC BY)

infancia. Con la esperanza de ver al barbudo colocando los regalos y los nervios de si me traerían el tigre de he-man con el que sería el rey del recreo. Y luego llegaba la mañana, y la decepción de no haber cogido 'in fraganti' al susodicho, se disipaba en el momento en que descubrías los brillantes papeles de regalo rodeando el árbol. Los saltos por el salón y la excitación al destrozar el papel. El grito "¡Lo que había pedido!" y los churros con chocolate. Los montajes de scalectric y el resplandor del balón nuevo. Sensaciones que, por mucho que pasen los años, nunca desaparecen.

A pesar de que, por ésta y muchas otras razones, no puedo decir eso que queda tan bien de "odio la navidad", si puedo afirmar que me cuesta un mundo escribir algo relacionado con estas fiestas. Será que no me siento cómodo imaginando historias con ese punto dulce y positivo tan propio de la época. Por eso cuando ,de la redacción de la Ventana Digital de la Agencia Tributaria, nos pidieron escribir un relato navideño, noté como los sudores fríos empezaban a hacer acto de presencia.

Y en esas estaba, dándole vueltas a la idea, cuando un recuerdo de otros tiempos, cual fantasma Dickensiano, me asaltó la memoria. Y de ese (añorado, querido) recuerdo, salió esta historia. Seguro que mi hermana pone una sonrisa cuando lo lea.

Espero que disfrutéis el cuento, os riáis con él, y, por descontado, paséis una genial navidad. Y a los que no os gusta, ya sabéis, si no puedes luchar contra ello...

Por cierto, lo de dormir con el ojo abierto no funciona, no hay dios que los pille, ni al gordo colorado ni a los magos en camello. Este año voy a instalar una alarma para pillarlos. No puede ser que se acabe el año de las selfies y yo no tenga la mía con semejantes 'celebrities'.

Portal Jurásico           Escrito en diciembre de 2014 escuchando "Jurassic Park Theme" de John Williams

Se había levantado una mañana tranquila en la pequeña aldea de Belén. Las madrugadoras ovejas comenzaban a subir al monte de barro y los ríos de plata recorrían de norte a sur el silencioso paraje. «Todo tan aburrido como de costumbre», pensó el joven Dios.

Bajo la luz color tungsteno los aldeanos ponían a secar su ropa y las gallinas paseaban sus crestas erguidas por la artificial hierba. Los pescadores, incansables trabajadores, se sentaban a la orilla del brillante caudal. Aunque hacía años que los peces no daban señales de vida, aquellos hombres no habían perdido el buen ánimo, y, cada amanecer, salían a colocar sus cañas de plástico en busca de quién sabe qué. Lo único que parecía nadar en aquellas aguas eran un par de tortugas armadas como ninjas y vestidas con ridículos antifaces que tanto gustaban al bromista creador.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Colaboraciones: JUANETES de Fernando García Crespo

Siguiendo con Carolina contra el Hipster, vuelvo sobre mis pasos y os traigo el primero de los relatos que abrieron este proyecto de las seis palabras (o six evil words como a mi me gusta llamarlas). Si no os acordáis, estas eran 'congoja', 'escapulario', 'gratitud', 'onanismo', 'egoísmo' y 'rinoplastia'; y el reto consistía en introducirlas coherentemente dentro de un relato. Coherentemente o no, lo que está claro es que salieron cinco relatos bastante alocados. El de Fernando, creador de la iniciativa, fue esta locura con olor a pies. Espero que la disfrutéis como yo lo hice leyéndola.

Seis Palabras (I) - "Juanetes" de Fernando García Crespo

"Feet UP" by Stephanie Carter (CC BY-ND)
Tengo juanetes, hasta ahora los sufría en silencio, pero ya estoy un poco harto de que todo el mundo se crea que mi cara de pocos amigos es debida a un carácter soberbio. Mi mal gesto se debe exclusivamente a mis callos podales.  

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Relatos: CAROLINA vs. 'THE HIPSTER' (The six evil words)


"Moustache Girl" by Alba Garriga (CC BY-NC-ND)
¡Qué bien me lo paso escribiendo relatos alocados! Y es que, muchas veces en las que estoy muy atascado, consigo quitarme de encima mi propio espíritu crítico y me pongo a escribir casi lo primero que se me viene a la cabeza. Claro, luego quedan unas historias bastante surrealistas y cargadas con un humor un tanto 'marciano'. Pero, y lo que me río con ellas...

Esta historia es un cuento de amor, de amor hipster (si no sabes lo que es, es que no pasas suficiente tiempo pegado a Internet, pero aún así lo puedes mirar aquí). Y es que Carolina, con sólo ver a uno de esos modernos con camisa de cuadros y gafas de pasta, se vuelve loca. 

¿Y cómo nació la historia de Carolina?  Pues como una parte de un proyecto perpretado por un compañero de la Agencia Tributaria de Astorga, Fernando García Crespo (podéis ver su blog aquí) que es experto en ‘liarnos’ a otros compañeros en sus experimentos a varias manos. En este, cada uno de los cinco participantes propuso una palabra diferente que había que introducir en cada uno de los relatos, aunque finalmente y acorde con lo surreal de los relatos, acabaron siendo seis palabras. Estas ‘six evil words’ como me gusta llamarlas (alguna era jodida de meter en el texto), eran las siguientes: Egoísmo, Onanismo, Escapulario, Rinoplastia, Gratitud y Congoja; y los cinco compañeros elegidos para dar forma a los relatos, aparte de Fernando, fueron David Martín, Ángel Zurdo, Eugenia Soto y un servidor. Mientras Fernando se centró en sus juanetes, David cayó preso de una secta de ex narizotas que habrían hecho sentir orgulloso al mismísimo Brian de los Python. Eugenia, por su parte, trató de ocultar una erección traicionera con una alcantarilla, al tiempo que Ángel montaba todo un conflicto internacional a causa de la capacidad de unos dirigentes por bajarse los pantalones. Y me cuentan que hasta Groucho aplaudió desde su tumba. Cuando llegó mi turno (que, como siempre, llegué el último), me peleé con las seis palabras y de ese combate mortal surgió este estrambótico y surrealista cuento, con pequeño homenaje a mis leales compañeros incluidos. 
Podían haber salido mil historias diferentes, pero, al final, mi amor por los hipsters acabó imponiéndose. Y es que están tan guapos con sus barbas de metro y medio...

*Nota: Espero que ninguno de los otros cuatro autores se moleste por hablar aquí de sus obras. De hecho, hablaré con ellos para publicar el resto de estas 'Six evil words'. Seguro que os van a gustar. 
*Nota2: La foto hace referencia al movimiento 'movember' que no sé si es hipster, pero si no, se le parece bastante.

Carolina vs. 'The Hipster'  Escrito en noviembre de 2014 escuchando "Do you think i'm sexy" de Rod Stewart

Me llamo Carolina y me gustan los hipsters. Hala, ya lo he dicho. Es cruzarme con uno de esos modernitos, con sus gafas sin cristales y sus polaroids del año de la polka, que me pongo a cien. Esta es la historia de cómo acabé ligándome a uno y que podría haberse titulado perfectamente “ten cuidado con lo que deseas...”

viernes, 21 de noviembre de 2014

Relatos: 'COMANDO WILLY'

"Jokhang Temple & Jokhang Square" by Erik Törner (CC BY-NC-SA)
Quién tiene un amigo tiene un tesoro. Eso es al menos lo que se dice. Yo creo que, a no ser que tu amigo sea el del anuncio de la lotería, más que un tesoro, te hace tener un puñado de grandes recuerdos. Yo he cogido uno de esos recuerdos, el de un gran amigo (que, por suerte, lo sigue siendo), y he ido tirando del hilo de mi memoria para ir tejiendo esta historia. Y, aunque la mayoría de lo que aquí ocurre es ficción, os puedo asegurar que cada noche de verano, en aquella urbanización, podía acabar de cualquier manera.

Con los años vas creciendo y parece que la vida te va poniendo trabas para mantener antiguos lazos. Aún así, siempre encontramos un momento para volver a encontrarnos y recordar viejas travesuras.
Sólo hacen falta unos cuantos amigos y un par de cervezas. Y a seguir tejiendo nuevas historias.

Ésta creo que os va a divertir. Preparaos para conocer al más mortífero de los comandos de pirotecnia. Preparaos para el 'Comando Willy'


‘COMANDO WILLY’      Escrito en diciembre de 2012 escuchando "Cantina band" de John Williams
 
— ¡Esta va a ser la explosión de la qué se va a acordar toda su vida!

Guille abrió lentamente la arrugada bolsa de plástico para que me asomase y viera el tesoro. Ante mis ojos se encontraban al menos una docena de petardos con la amenazante forma de granada de mano. Se me pasó por la cabeza que sólo nos faltaban las capuchas para que más de una abuelita del barrio nos tomara por terroristas. Aunque la verdad es que yo, flacucho como un caniche, con mi boca grande y mis eternas ojeras, no me veía capaz de asustar ni a una mosca.

lunes, 20 de octubre de 2014

Relatos: JOHNNY CALAVERA

Hoy os traígo un relato protagonizado por un personaje muy especial. Las peripecias de Johnny Calavera han convertido esta historia en uno de los relatos a los que tengo más cariño. Espero que lo disfrutéis tanto como lo hice yo mientras lo escribía.
"Rockabilly Skull" by inkedforlife (CC BY-NC-ND)

 Johnny Calavera
Escrito en Marzo de 2014 escuchando "The piano has been drinking" de Tom Waits.

El ejido de Saint Mittre es ahora un yermo cubierto de tierra color ceniza en la que la vida parece que hace tiempo se escabulló. Tan sólo cientos de tablones de madera apilados junto a una esquina rompen la monotonía.
Algunas noches, las fogatas provenientes de las caravanas de los gitanos, dan un toque cobre y rojizo a la triste estampa en que se ha convertido el otrora colorido paisaje. 
Pero el ejido, como casi cualquier lugar, tiene su particular oasis. Entre las pilas de maderos, amontonados como un enjambre perfecto, si se sigue por los estrechos senderos que misteriosamente se van formando, se llega a una ancha vereda. Allí no hay lugar para tonos apagados. Un tapete de espeso verdor cubre todo el área, dónde crecen flores por doquier con las pigmentaciones más variadas; amarillas o azules, rojas o moradas.

lunes, 6 de octubre de 2014

Relatos: APOLO XXI


El otro día me pasaron un artículo de los marcianos más carismáticos de la historia de la televisión, y leyéndolo descubro que del 4 al 10 de octubre se celebra la Semana Mundial del Espacio (y yo con estos pelos). Pues bien, aprovechando que estamos inmersos en esta gran fiesta galáctica, he pensado que seria divertido publicar este relato que trata de un chico con imaginación sin limites y amor incondicional por otros mundos. Se trata de una de mis escasas incursiones en el humor. Espero que os guste.

Por cierto, desde aquí declararme fan absoluto de “Alf”, sin duda mi extraterrestre favorito. ¿Cuál es el vuestro?


Apolo XXI                      
Escrito en Diciembre de 2012, escuchando "Close to me" de The Cure

Aún a día de hoy se recuerda el día que llovieron máquinas de escribir en el centro de Madrid.

Nadie sabe cómo pudo pasar semejante fenómeno meteorológico. Se habían oído historias de lugares dónde llovía café en el campo o incluso que caían ranas desde nubes verde oscuro. Pero aquellos armatostes de metal estallando contra las calles de la Gran Vía, las teclas saltando hacia todos los lugares como si pertenecieran a un ballet anárquico, eso era algo que iba mucho más allá de cualquier explicación razonable.