
Frank
no soportaba las novelas de corte amoroso, y la sola idea de pasar su tiempo
descubriendo los secretos de alcoba de una jovencita le daba un terrible dolor
de cabeza. Con cierta decepción soltó el libro en el estante. Lo que él no
sabía entonces era que aquel libro hubiera dado un interesante giro a sus
apáticas tardes.”
Las
etiquetas, las malditas etiquetas. Tantas veces tenemos la necesidad de poner un
nombre para clasificar algo en un sitio en otro. ¿Por qué tenemos esa manía? Bajo
mi punto de vista, creo que lo hacemos para establecer preferencias con ellas.
“Es una novela de aventuras”, me parece interesante. “Es un ensayo”, menudo tostón. Con las
películas y las series nos pasa lo mismo. A algunos le brillan los ojos al
escuchar que el próximo estreno es una de terror, mientras a otros no los
llevas ni a rastras si escuchan la palabra musical. Para gustos los colores,
dicen. Lo que ocurre es que, a veces, las preferencias no son más que
prejuicios vestidos con piel de cordero. Parece que estamos llenos de ellas, yo
el primero (NO me lleves a ver una película romántica, NUNCA).
Precisamente,
son estos prejuicios los que me han hecho siempre tan difícil lograr convencer
a mis amigos para dar una oportunidad a esta gran serie que aquí os presento:
Firefly.