jueves, 25 de febrero de 2016

Relatos: DIOS DEL VIENTO (Wandering fish - Pez errante)

Aprender.
Amala by Ciryl Blanchard. http://cyrilblanchard.com/
Amala by Cyril Blanchard (www.cyrilblanchard.com)

Qué gusto de descubrir algo nuevo. Da igual que sea hablando, estudiando, escribiendo o jugando. A voces o en silencio. De las cosas más trascendentales y de las más absurdas. En definitiva, la satisfacción de empaparnos de lo que no sabemos y salir de la experiencia llevándonos algo diferente.

Aunque la pereza es un gran enemigo (y creedme que sé mucho de eso), cuando consigues liberarte de ella tienes por delante una autopista llena de curiosidades y situaciones enriquecedoras.

Y eso es justamente lo que yo he experimentado al escribir este cuento. Un juego de imaginación que se convirtió, poco a poco, en una obsesión por conocer todo sobre lo que iba contando.

Todo comenzó con la invitación de mi amiga y escritora, Eugenia Soto Alejandre (visitad sus historias aquí), que nos regaló a los compañeros de la agencia una canción para que inventásemos a partir de ella. No sé por qué, pero enseguida se me vino a la cabeza la imagen de una joven niña india caminando por el desierto. A partir de ahí, con el fin de dar un armazón a la historia, empecé a leer sobre la región, su cultura y sus costumbres. Fue así como descubrí la hipnótica Jaipur, capital del Rajastán, una tierra llena de color y contradicciones.

Gradualmente, acabé enamorándome del personaje de la niña. Y, casi sin darme cuenta, se fue tejiendo esta historia de inocencia, dioses y sueños. Al final se ha convertido en el cuento más largo que he escrito y me ha traído un interés por seguir aprendiendo de esta fascinante cultura.

En resumen, que este relato ha sido algo diferente. Porque a la vez que disfrutaba inventando, lo pasaba en grande investigando (que no quiere decir que no haya metido algún patón). Aprender como mecanismo de diversión. ¡Quién lo hubiese dicho en los años del colegio!

Espero que os guste el relato. Si se os hace muy largo, os animo a leerlo por capítulos. Yo he preferido publicarlo entero para que cada uno escoja como acercarse a él.
Y, como siempre, si os gusta o no, los comentarios son más que bienvenidos. Y que lo compartáis con los conocidos más aún, que lo de el de darme yo autobombo por la red cada vez me gusta menos.

Por supuesto, os dejo aquí la canción que lo empezó todo (Gracias Eugenia):





Editado 01-03-16: Finalmente, Cyril Blanchard me ha autorizado a poner sus fotografías en el blog, por lo que voy a retocar todo el relato con sus estupendas imágenes. No dejéis de visitar su página: www.cyrilblanchard.com .

P.D: He dejado unas notas al final del cuento, por si tenéis curiosidad con alguno de los términos más autóctonos.


Dios del viento

«Brahma crea, Shiva destruye. Visnú hará que el mundo siga girando. 
Y mientras, Vayu, montado a la cola del viento, lo observará todo.» 
1.- Brahma, el creador 

Cuentan las leyendas locales que no hay atardeceres más majestuosos que los que se ven en Jaipur. No son tan brillantes como los de Delhi ni el sol se refleja en el mar como en Bombay. Mas, en la capital del Rajastán Indio, se produce un fenómeno que no pueden igualar otras ciudades más imponentes. 
Shita # 2
Shita #2 by Cyril Blanchard (www.cyrilblanchard.com)

Yamika, como muchas tardes, contempla el espectáculo sobre la terraza del templo de Birla Mandir. Sus ojos, negros y enormes pozos de alquitrán, esperan con la impaciencia propia de la juventud a que los últimos rayos se escondan tras las montañas que la separan del desierto del Thar. En sus pálidas manos mece una pequeña pecera redonda con un pez dorado. 

    — La próxima vez tendríamos que verlo desde el palacio de los vientos—susurra la pequeña. 

lunes, 1 de febrero de 2016

Acordes: RIDERS ON THE STORM

Buenas de nuevo. Como podéis comprobar no ando muy inspirado últimamente, y las entradas brillan
"Another #Season" by Dee Ashley (CC BY-NC)
por su ausencia. En la medida de lo posible intentaré ir colgando alguna cosita antigua mientras trato de escribir algo nuevo. Aunque sea algo pequeñito como lo de hoy.

En este caso, os dejo con otro relato/poema basado en una canción. Como ya os comenté en la entrada de "Boys are back in town", se trata de un juego con mi amigo Ángel Zurdo que propuso la magnífica e inquietante pieza de ese grupazo que es "The Doors" para inventar con ella. Mientras que él se curró un relato lleno de riqueza (que luego incluso ha mejorado y le invito a que lo publique aquí), a mi me debió pillar el día vago, y me salió algo más simple de lo habitual. Pero no todo tiene que ser relatos de tres mil palabras. Os dejo a vosotros que me contéis si os ha gustado.

Por supuesto,  tratad de escucharlo con la canción:


RIDERS ON THE STORM
Escrito en Noviemre de 2014

El viento está electrificado esta tarde y las gotas de lluvia hacen cosquillas cuando saco el brazo por la ventanilla del coche. Con el manantial abriéndose camino por mis dedos, me viene a la cabeza la imagen de cuando éramos jóvenes y no nos importaba empaparnos en la calle. Tú tenías el rostro inundado de pequeñas perlas brillantes y yo te acariciaba el pelo con la delicadeza del que tiñe telares en un pueblecito al pie del gran Atlas. “Los paraguas son de perdedores”, pensábamos. Y que nos cayera un rayo si hacía falta. Morir felices era la mejor manera de largarse.

Lo jodido es que el tiempo te termina dando la razón.

“Into this house we’re born
Into this world we’re thrown”


Aquí dentro del coche  se está más seguro. Sabiendo que si Zeus enfurece, estaremos guarnecidos en una cáscara mecánica. Solos tú y yo, a escondidas de los rayos que queríamos que nos atravesaran. Mi orgullosa cumbre, que hace años fue mi entrepierna, es ahora una vergonzosa curva que nace en el esternón. Los hilos de tus cabellos se han teñido de apatía, todos iguales y jugando al mismo juego. Me gustaban más cuando se revolvían, niños traviesos, en un caos perfecto.

Tantas partes del cuerpo donde la frustración se quedó a vivir.

“Girl ya gotta love your man
Take him by the hand
Make him understand”


El aguacero ya no nos deja ver más allá. Convierte todo el aire en río, dejándonos aislados de ojos indiscretos. Condenados a tener que mirarnos y tratar de contestarnos. Pero, para que hablar… acabamos follando con la desesperación que nos da el fracaso. Siempre nos gustó así. Fuerte, guarro, como el último polvo que echar en la vida. Un salto sin red, una bifurcación en la carretera. Sin las lágrimas que se marcharon en el momento en que tus labios me supieron como siempre. Y, mientras la razón susurra “sigue caminando”, la pasión suplica “no por este camino”.

Cuando nos corremos, beso con anhelo, endulzas con un “te quiero”. Sabemos que son mierdas disfrazadas. A veces desearía que tus labios se sellasen y el silencio fuese nuestra única canción.

Demasiados años nadando en un bote naufragado, al son de éxitos ya olvidados.

“If you give this man a ride
Sweet memory will die
Killer on the road, yeah”


Las nubes se dispersan, aburridas de tanto llanto. El sol juzga inquisidor nuestros ojos culpables. Pero ya no nos miramos. Cada uno tiene la vista encerrada en un baúl de su memoria. Tu expresión, inescrutable, nunca me permitirá saber lo que piensas. Aunque ya me da igual. Tengo mi mente asentada en un tiempo lejano de feliz tormenta, observando tu delicioso trasero moverse de un lado a otro. Las hebras, rojo fuego, caen de tu frente, prometiendo noches de húmeda locura. Calada hasta arriba, ahogada en deseo juvenil, pareces lo más bonito que jamás he visto.

Y, entonces, te partió un rayo.

 “Riders on the storm”