![]() |
"One kiss under the water" by Gemma Bou (CC BY-NC-ND) |
La música(que da nombre al relato), esta vez, la pongo en video.
INNOCENT WHEN YOU DREAM
La barra está pegajosa y la ginebra sabe a
detergente. Apenas quedamos tres cuarentones en el local dando hipnóticas
vueltas a la copa, al tiempo que, desde una destartalada radio, el viejo Tom
Waits acompaña con voz de whisky la patética imagen. Sirviendo con desgana, una
muchacha masca-chicle que no para de mirar el reloj, ansiosa por cambiar
etílicos vejestorios por un plan más acorde con su edad. En otros tiempos
hubiera fantaseado con la idea de tontear con ella, quién sabe si incluso de
quitarle la poca ropa que lleva. Pero, esta noche, me has jodido hasta la
imaginación.
Y es que, aunque ha durado un momento, has dado la vuelta a todo.
Endemoniado resquicio, apareces cual ensoñación desde un vagón, tu cara de niña
risueña y el viento meloso levantándote la falda. Igual que aquel verano en el
que tus piernas llenaban mis sueños.
Ha sido un saludo frío. Un par de besos y como va todo. Bien
gracias, cuánto tiempo y ya nos llamamos. No has dado pie para más, ni una mano
furtiva, ni un vistazo con intenciones. Por desgracia, la edad te ha debido
robar el descaro.
Cuando Diana ha bajado por fin del tren, apenas he podido mirarla
a la cara. Camino a casa, apenas cruzamos un par de palabras; detalles
aburridos de su viaje, promesas de acompañarla al próximo. Al llegar, polvo de
compromiso contaminado de rutina, gemidos exagerados y un orgasmo cargado de
culpabilidad. Y, en cuánto la ha vencido el cansancio, me he escabullido hasta
este tugurio, buscando cualquier cosa que calme mi obsesión.
Pero, malditos estos hielos, yo tratando de olvidar y ellos, con
sólo un balanceo, me transportan a las tórridas madrugadas de agosto, dos
sombras jugando a colarse en la piscina de tus padres. Tú, valiente y ávida de
emociones, arrastrándome con guiños y risas burlonas. Yo, embobado, siguiéndote
como perro faldero, suspirando por sentir tus cobrizos rizos entre mis dedos.
En aquellas noches te desnudabas a escondidas, más por sádica que
pudorosa, zambulléndote antes de que pudiese devorarte con los ojos. El agua,
oscura encubridora, se mezclaba con tu piel, marchitando la ilusión de
distinguir un cuerpo adolecente que tanto anhelaba conocer. Visiblemente
excitada, acercabas tus labios temblorosos, besos húmedos y todavía infantiles,
haciendo crecer mi afán por explorarte. Aunque tú nunca dejabas pasar las
caricias más allá de la cintura, obligando a inventarme tu anatomía. Entonces
vislumbraba un valle sembrado de trigo por debajo del ombligo y te imaginaba el
pecho de aquella actriz francesa tan exuberante. Mas, cada vez que parecía que
derribarías el muro, volvía tu perversa timidez y desaparecías corriendo,
oculta en la noche.
Con la imagen de tu trasero desvaneciéndose en la penumbra, se
rompe la magia del recuerdo y regreso a los borrachos taciturnos. Al tiempo que
apuro otro vaso cargado de amnésico alcohol, escucho con ironía como Waits
continúa mofándose de mis cavilaciones…
“It’s such a sad old feeling…
…it’s memories that I’m stealling,
but you’re innocent when you dream”
…it’s memories that I’m stealling,
but you’re innocent when you dream”